
Un escorpión, que deseaba atravesar el río, le dijo a una rana:
-Llévame a tu espalda
-¡Que te lleve a mi espalda! -contestó la rana-
Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda,
¡me picarás y me matarás!
-No seas estúpida-le dijo entonces el escorpión-
No ves que si te pico te hundirás en el agua
y que yo, como no sé nadar, ¿también me ahogaré?
Los dos animales siguieron discutiendo
hasta que la rana fue persuadida.
Lo cargó sobre su resbaladiza espalda,
donde él se agarró y empezaron la travesía.
Llegados al medio del gran río,
allí donde se crean los remolinos,
de repente el escorpión picó a la rana.
Ésta sintió que el veneno mortal
se extendía por su cuerpo y, mientras se ahogaba,
y con ella el escorpión, le gritó:
-¡Ves te lo había dicho! ¿Pero qué has hecho?
-No puedo evitarlo-contestó el escorpión
antes de desaparecer en las aguas-
Es mi naturaleza.
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